La lectura del apartado "Orientación psicopedagógica" (www.educared.com) me ha llevado a reflexiones de las que no están exentas mi propia vivencia en la etapa escolar y la de personas muy próximas.
La orientación académica es
un proceso de ayuda al estudiante para que sea capaz de resolver los
problemas que la vida académica le plantea, por lo tanto el proceso de
ayuda se refiere siempre a situaciones de ayuda en actividades
escolares, y para que a lo largo de su recorrido por la escuela realice
elecciones de acuerdo con sus intereses, capacidades, y con su situación
personal. El tipo de ayuda que la orientación escolar ofrece presenta
características distintas según la edad y nivel del escolar.
Centrándonos
en la Enseñanza secundaria, las ayudas que los centros pueden ofrecer
en casos de problemas de aprendizaje están circunscritas a la dotación
económica que la Consejería de Educación acuerde, lo que no siempre
ocurre. Estos "apoyos", cuando los hay, suelen ser muy insuficientes por
tener un número limitado de alumnos, siendo las necesidades crecientes
por el aumento de la diversidad del alumnado (emigrantes, minorías
étnicas, alumnas y alumnos con diferentes organizaciones familiares,...)
e impartidos por profesores, voluntarios y retribuidos, que no se
corresponden con las materias en las que los alumnos presentan
problemas.
Así
mismo, en lo referente a las "elecciones de acuerdo con sus intereses",
se han aumentado los itinerarios educativos así como el número de
carreras y de estudios existentes. Ante el cúmulo de información, el
alumnado y las familias piden cada vez más orientación sobre los tipos,
lugares y características de los posibles estudios, hoy no delimitados
al ámbito local o autonómico. Una tarea ingente para solventarla con tan
escasos medios.
La orientación profesional es
un proceso de ayuda al sujeto para que sea capaz de elegir y prepararse
adecuadamente a una profesión o trabajo determinado. Implica decisión,
formación y la ubicación profesional. Trata de integrar las exigencias
personales con las necesidades sociales.
Otra
formulación que queda muy bien en el papel, máxime en una sociedad tan
burocratizada como la nuestra, pero que no responde a la realidad. La
orientación profesional se limita a un text en el que los alumnos y
alumnas responden a una serie de preguntas que, junto con los resultados
en las diferentes asignaturas, aportan a las tutorías la información
referida a la orientación profesional de los estudiantes. Información de
la que tanto estudiantes como familias suelen hacer caso omiso ya que
los datos para su obtención son totalmente insuficientes por una parte y
por otra porque suele ser el nivel socioeconómico de las familias el
que determina la orientación profesional de los estudiantes así como las
posibilidades futuras de poder encontrar trabajo. Porque no existe una
verdadera relación de importancia entre las "necesidades sociales"
(educación, salud, dependencia, atención a la tercera edad, atención a
colectivos marginales, cuidado de la naturaleza, etc) y las necesidades
"económicas", siendo estas últimas las que determinan en gran medida la
orientación profesional.
La orientación personal, apunta
hacia la vida interior del hombre, hacia su armonía interior,
equilibrio personal, conocimiento de sí mismo, sin perder las
perspectivas de su entorno.
Ya
en la definición del punto encuentro un error al seguir utilizando el
término "hombre" como englobador genérico en un documento educativo.
Existe la palabra "persona" con la que el género femenino no resulta
invisibilizado y cuyo uso debería ser si no preceptivo sí muchísimo más
usual.
Dado
que la ratio en Castilla y León es de 25 alumnos por grupo en Educación
Infantil y Primaria, 30 alumnos por grupo en Educación Secundaria y 35
alumnos en Bachillerato, esa formulación es una mera utopía ya que en
muchos centros solo hay 1 orientador u orientadora para atender a las
necesidades " de orientación personal" de la amplia comunidad de
estudiantes. Imposible que un solo profesional pueda desarrollar tantas
funciones: asesorar, coordinar, evaluar, formar y orientar. Evidente
exceso de tareas que desbordan a un solo profesional, casi siempre
formado más en un campo que en otro (psicológico más que pedagógico o
viceversa) y carente sin embargo de formación específica para
determinadas áreas. Solo en los casos de alumnado disruptivo o con algún
problema evidente de tipo familiar u otros, la intervención del
Departamento de Orientación es un hecho. Para el resto del alumnado, la
preocupación por su equilibrio personal y conocimiento de sí mismo es
imposible por razones obvias.
En cuanto a los PRINCIPIOS DE ORIENTACIÓN: PRINCIPIO DE PREVENCIÓN, PRINCIPIO DE DESARROLLO Y PRINCIPIO DE INTERVENCIÓN SOCIAL, su
formulación es tan interesante como quimérica. Si esos principios
fueran una realidad de facto, no existiría la problemática que realmente
hay en los centros escolares, sobre todo en los más conflictivos. Ni
España sería el 2º país de Europa en fracaso escolar. Ni 1/3 del
alumnado estaría afectado por el abandono escolar.
En conclusión, se hace
necesario reorientar el trabajo desarrollado por las figuras
orientadoras cuyas funciones son excesivas y se ven desbordadas por los
cambios producidos en las últimas décadas: la globalización, la
interculturalidad, etc. lo que ha motivado que la población a la que
atienden (profesorado, alumnado y familias) dejen de creer en su
capacidad orientadora. Los Departamentos de Orientación deben estar
compuestos de figuras con perfiles diferentes (psicólogos, pedagogos,
psicopedagogos, trabajadores sociales y otras titulaciones) que deberán
coordinarse, interaccionar y plantear estrategias en común. Las
aportaciones de cada uno enriquecerían las actividades que se plantearan
desde los Departamentos de Orientación. Con la situación actual podemos
decir que ocurre lo que bien se expresa en la sabiduría popular "quién
mucho abarca, poco aprieta".
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