domingo, 14 de octubre de 2018

ACTIVIDAD 10.-LA PARTICIPACIÓN ESCOLAR

Según la LOMCE, en el preámbulo II, "la realidad familiar en general, y en particular en el ámbito de su relación con la educación, está experimentando profundos cambios. Son necesarios canales y hábitos que nos permitan restaurar el equilibrio y la fortaleza entre alumnos y alumnas, familias y escuelas. Las familias son las primeras responsables de la educación de sus hijos y por ello el sistema educativo tiene que contar con la familia y contar con sus decisiones".

Si bien la formulación teórica está expresada de manera impecable, la realidad de la LOMCE deja mucho que desear en este aspecto en cuanto que han sido cercenadas las competencias de los Consejos Escolares, pasando de ser órganos de decisión en los centros a ser órganos meramente consultivos ya que toda la capacidad decisoria es, como antaño, competencia del director o directora. De esta manera, el carácter democrático en la escuela ha desaparecido siendo sustituido por el jerárquico, tan en consonancia con los recortes, no solo económicos sino también en derechos, establecidos por los últimos gobiernos. 
De todas formas, para que la participación sea una realidad será necesario que familias, profesorado y alumnado quieran participar, sepan cómo hacerlo y tengan la posibilidad de participar. Es comúnmente aceptado que las ventajas de una colaboración familia-escuela son evidentes y necesarias para lograr los altos estándares exigidos en una sociedad exigente como la que tenemos. Pero para ello sería necesaria una configuración democrática y participativa de la sociedad y una redefinición de los roles. No basta con una presencia de las familias en los órganos de gobierno de los centros educativos, lo esencial es una implicación activa de las mismas en todos los aspectos del desarrollo social, emocional y académico de sus hijos.

Como en cualquier ámbito, no faltan obstáculos para que esa formulación teórica de la LOMCE sea algo más que eso. En primer lugar, el profesorado siempre ha visto con reticencia esa participación más allá de la organización de fiestas y eventos pues una gran parte del mismo, escudándose en el profesionalismo, lo consideran como una injerencia en su trabajo. También es opinión mayoritaria entre el profesorado que las familias se desentienden de la participación relegando todo el proceso educativo de sus hijos en la escuela, recayendo más este comportamiento en las familias de los alumnos más necesitados o disruptivos. Esta circunstancia es asimismo causa de desmoralización por parte de un profesorado que se siente impotente para asumir aisladamente la tarea educadora.
Respecto a las familias, hay que tener en cuenta que los horarios laborales en España no facilitan la tarea educadora ya que son mayoría los padres y madres que no disponen de tiempo para participar en los centros. Por otra parte, las familias no son un colectivo homogéneo por lo que en cualquier sistema se detecta la participación diferencial de las familias en función del origen social y la situación económica, y por supuesto de la etnia, siendo habitual una menor implicación de las familias entre los colectivos más desfavorecidos.
Es obvio que para el alumnado la participación de los padres y madres en su proceso escolar es fuente de motivación y de receptividad ya que ayuda a que la familia conozca mejor a los estudiantes al tener información de sus actitudes y comportamiento fuera del marco familiar; del mismo modo, contribuye a la mejora de su formación al crearse un clima de confianza y de colaboración.
Termino esta actividad aportando algunas propuestas para promover el interés de alumnado, profesorado y madres y padres, propuestas que obviamente no son novedosas pero sí innovadoras ya que no son de implantación general pues aún predomina la docencia tradicional con clases magistrales.

Al igual que "se hace camino al andar" (A. Machado), a participar se aprende participando y son los profesores y profesoras quienes tienen que enseñar a las familias a hacerlo, no limitarse a informar sino ofrecer a las madres y padres verdaderas oportunidades de participar.
Los grupos interactivos están dando muy buenos resultados al complementar y enriquecer actividades y contenidos curriculares; en ellos, cada alumno es responsable del resto de sus compañeros, existiendo una responsabilidad individual y grupal al mismo tiempo. La participación de padres y madres voluntarios produce un mayor nivel de atención y de implicación por parte de los alumnos y alumnas fortaleciendo también la relación entre las familias y el profesorado.
Talleres en los que padres y/o madres enseñen a alumnos: deportes, artes, artesanía, manualidades, lenguas extranjeras, etc. y otros en los que sean los alumnos quienes lleven a cabo esas enseñanzas a madres y padres: nociones básicas de informática, ajedrez, papiroflexia, etc.
En suma, actividades enriquecedoras que faciliten la participación escolar.

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