Imaginando la Educación en 2030
La
lectura del artículo completo de El Semanal me ha hecho sumergirme en
una película de ciencia ficción estllo USA. Creo que actualmente nada de
lo que se dice con tanto énfasis es inocente, y que pintar el futuro de
una determinada manera es consecuencia de intereses de todo tipo, sobre
todo ideológicos.
El
discurso de Stephen Heppell parece destinado a los hijos de altos
ejecutivos, cuya abundancia de medios materiales les permitirá dotarse
de todo tipo de artilugios tecnológicos, como ya se hace en algunos
centros privados de Estados Unidos y de Europa.
Stephen
Heppell pinta la Educación del futuro como la gran panacea donde las
escuelas serán como "oficinas luminosas", donde los niños aprenderán a
"pensar sobre la marcha", trabajarán 24 horas los 7 días de la semana
sin tiempo de aburrirse; su aprendizaje será como montar una start-up,
el curriculum se asemejará a un perfil de Lindekin donde la "reputación"
será importante, etc. etc. En suma, donde se preparará a los niños y
niñas para el "mundo profesional".
Todo
estaba igualmente previsto por los gurús de la economía, sin embargo no
vieron venir el desplome de Lehman Brothers ni la crisis en la que
vivimos.
Me
resulta difícil imaginar cómo será la Educación dentro de 15 años, pero
por lógica muchos conceptos y medios que ahora se emplean normalmente
en la enseñanza nos resultarán obsoletos. Como lo son ya las pizarras y
las tizas. La enseñanza es un reflejo de la sociedad y del sistema
imperante cuyos valores, sobre todo la desigualdad entre los pueblos y
las gentes, no parece que vaya a cambiar sino todo lo contrario. Por eso
habrá centros privados dotados de muchos medios tecnológicos y habrá
otros de recursos escasos donde la enseñanza será otra cosa. Y los
individuos que salgan de unos y de otros centros habrán tenido un
proceso de enseñanza y aprendizaje diferente lo que aumentará la
distancia entre las personas. Y los conflictos sociales. Porque en una
sociedad diversa y multicultural la homogeneización será imposible.
Los
padres con pocos hijos, suficientes recursos y nivel académico alto
podrán acompañar a estos en su proceso de aprendizaje. Y educarlos en
sus valores, al margen de los estudios que sus hijos elijan o de la
forma en la que se transmitan los conocimientos. Pero aquellos a quienes
las circunstancias se lo han puesto difícil o muy difícil, tendrán que
delegar parte de la educación en otras personas, se llamen profesores u
orientadores.
No
creo que me ría de la educación actual, a pesar de sus defectos. Por el
contrario, pensaré que con tantos recortes en los presupuestos
destinados a Educación ha habido profesores que hicieron su tarea con
entusiasmo. Seguramente, si veo aspectos positivos claros, me alegraré
de esa evolución.
Pero
me gustaría imaginar a los niños y niñas jugando en parques y jardines,
teniendo más tiempo libre, en lugar de tantas actividades
complementarias que los estresan, y también aburriéndose porque aprender
a gestionar el aburrimiento es una forma de madurar.
Para
terminar, pienso que antes, ahora y luego, la Enseñanza estará diseñada
y controlada por quienes manejan los hilos de cada zona del mundo. Y
dudo mucho que el espíritu crítico tenga cabida en la Educación por
razones obvias.